En medio de las dificultades y de la desesperanza que muchas veces marcan la vida cotidiana, el Evangelio del quinto domingo de Pascua nos recuerda que la esperanza tiene rostro, y ese rostro es Jesús. Así lo destacaron los catequistas de la Zona del Maipo, Julio Huidobro e Ingrid Castillo, al comentar el evangelio de este 18 de mayo.
“El Evangelio nos motiva a incorporar la esperanza en nuestras vidas”, señalaron, destacando cómo el mismo Jesús, sabiendo que estaba siendo traicionado por Judas, no responde con odio o venganza, sino con amor y entrega total. En ese contexto, Jesús habla de su glorificación y la de Dios, revelando su misión redentora: “Nos anuncia la revelación más importante para la humanidad: su entrega generosa en la cruz por nuestra salvación”, afirmaron los catequistas.
La escena es particularmente conmovedora cuando Jesús, en su discurso de despedida, llama a sus discípulos “hijitos”. Con ternura, les anuncia que ya no estará físicamente con ellos, pero les deja el corazón de su mensaje: “Un nuevo mandamiento les doy: que se amen unos a otros como yo los he amado”.
Desde su experiencia en la catequesis, Julio e Ingrid recalcaron el valor de este mandamiento: “Este testimonio que nos deja Jesús nos alienta a servir a los demás y a transmitir el amor que Él nos enseñó, y así demostrar que somos hijos de Dios”
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